Al interior de los museos: las musas y sus demonios

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Al interior de los museos, entre las bellezas de la pintura, se encuentran obras que no sólo evocan a la mujer como objeto de la sensualidad o la religión, sino que se encuentra la evocación a la mujer pintora.

Un ejemplo de ello, es en el Museo Galleria Uffizi, Florencia (Italia), un cuadro destaca por sus gestos, violencia, fuerza y reflejo de una época en que la mujer no tenía ninguna garantía en la justicia por los efectos de la discriminación de género, es así que “Giuditta che decapita Oloferne” o “Judit decapitando a Holofernes”, la pintora Artemisia Gentileschi en 1613, un año después de una violación por parte de su profesor de pintura Agostino Tassi, denuncia en medio de su calidad artística los efectos de un juicio sin garantías y una condena mínima al acusado por este delito (Miguel Calvo Santos, 2016).

Al ver como Atemisia corta la cabeza de su agresor, es como se puede recordar la tesis doctoral de María Camila Correa, “Legítima defensa en situaciones sin confrontación: la muerte del tirano de casa”, una obra que explica situaciones de estas violencias en la discriminación de la mujer, donde ella comete un delito en defensa propia, es por ello, que una forma de expresar esa inconformidad frente a las injusticias del patriarcado, Artemisia, lo hace en una única forma: la belleza en la ejecución de su arte, a la ejecución simbólica del agresor.

En la forma que se han presentado las injusticias a las mujeres en el campo del arte, podemos ver una lista de pintoras al explorar la historia del pasado y del presente, y la gran mayoría sufrieron los efectos de la invisibilidad y de las limitadas oportunidades, la lucha por la igualdad aún está por comenzar, desde el rescate de las obras firmadas por hombres, como aquellas que no vieron un espacio en museos o galerías de arte.

La partida de ajedrez. 1.555

Se pueden mostrar varios ejemplos, la pintora Sofonisba Anguissola (Cremona, c. 1535-Palermo, 1625), impulsada por su padre Amilcare, desarrolló una educación gracias a que fue aprendiz de varios pintores locales, lugar que solo podía obtener si su familia tuviera un taller, pero no logró profundizar en el estudio de la anatomía por considerarse un espacio exclusivo para el hombre, pero vulgar para la mujer. Fue una pintora brillante y pudo ser aprendiz informal de Michelangelo Buonarroti (1475- 1564), además que desde muy joven pintó en las grandes cortes en España, allí hizo retratos y autorretratos, (1554; en el Kunsthistorisches Museum de Viena), El juego de ajedrez (1555; Museo Nacional, Poznan), en el que pinta a sus hermanas Lucía, Minerva y Europa, y el Retrato de Amílcar, Minerva y Asdrúbal Anguissola (1557-1558). Luego vivió y se casó en dos ocasiones en Italia, allí tuvo un taller, discípulos y un gran reconocimiento a su obra, sus 50 obras gozan de un lugar en los grandes museos de Europa.

Rosa Bonheur, también recibió el apoyo de su padre Raymond Bonheur para desarrollar la pintura, luego de pasar por varios colegios por no aceptar su carácter fuerte, cultivó su talento hasta conseguir independencia económica a través de sus obras “Cuando fue adolescente y se trasladó a París sus visitas al Louvre la influenciarían mucho, especialmente las pinturas del clasicista Poussin y el romántico Gericault” (mujeres pintoras.com). Visitó ganaderías y mataderos, lugares reservados a los hombres, pero lugares en los que ella buscaría en la observación la materialización de sus obras replicando la vida rural, además fue protegida de las cortes europeas y expuesta de manera permanente en el Museo del Prado, Ernest Gambart, amigo de la artista, donó una de sus grandes obras “El Cid” a dicho Museo (Lina Poveda, historia arte-HA!).

El Cid. Rosa Bonheur. 1879. Óleo sobre lienzo, 95 x 76 cm

Por otra parte, Klimt ha sido reconocido como el creador del arte abstracto desde 1910, así como a Mondrián Amersfoort (1872-1944), Kandisky (1866-1944), entre otros, pero no se ha reconocido -no de manera general- el trabajo que realizó Hilma af Klint (1862-1944). Su obra se erige en una realidad no antes vista, convirtiendo su obra en un universo único, espiritual, en dualidades y geometría, desde el año de 1906, pero es en 1986 que su trabajo ve la luz, con más de mil pinturas en manos de sus herederos. A pesar que sus contemporáneos gozan de un actual reconocimiento, Hilma aún con su obra realizada antes que ellos, no tiene esa misma exposición ni reconocimiento en la historia del arte, entre sus principales obras principales están, Retablo nº1, 1915, El Cisne, 1914, Juventud, 1907 y Autorretrato, 1900.

Hilma af Klint: La primera artista modernista abstracta

Lo mismo sucedió con la pintora impresionista Berthe Marie Pauline Morisot (1841-1895), sus contemporáneos masculinos gozaron de un gran reconocimiento, sin embargo para ella sus obras quedaron en la sombra de Claude Monet, Edgar Degas y Pierre-Auguste Renoir, de manera afortunada, obtuvo la ayuda de la posición social de sus padres, lo que la impulsó a tener tutores privados e iniciarse como copista en el Louvre. También fue retratada por Manet (Berthe Morisot por Édouard Manet (1870) Museo de Orsay), y su hermana también pintora por Degás (Madame Théodore Gobillard, nacida Yves Morisot, por Edgar Degas en 1869, Museo Metropolitano de Arte), más adelante se casaría con Eugene Manet –pintor aficionado- quien apoyó su trabajo, y tuvo a su hija Julie Manet, modelo de algunas de sus pinturas “Julie y su galgo” (1893) Museo Marmottan-Monet. Luego de su muerte, sus amigos artistas, incluyendo Degas, Renoir, Monet y Mallarme, organizaron la primera exposición retrospectiva del trabajo de Morisot, reuniendo 380 de sus pinturas y rindiendo tributo a su talento.

Berthe Morisot Leyendo.

Una mujer que se hizo pintora por sus propios medios, sin el apoyo de un padre con un taller, o sin un origen con ventajas económicas es Suzanne Valadon, de nombre de nacimiento Marie-Clémentine Valade (1865-1938), hija de una viuda, madre del famoso pintor Maurice Utrillo, siendo modelo para artistas aprendió del oficio, incluso como modelo de Edgar Degas, la inspiró a pintar, acogiéndola como estudiante, “La obra de Valadon es magnífica. Destaca su dominio de las composiciones y lo vibrante de sus coloridos. Pintó todos los géneros, pero fue famosa por sus desnudos. Tengamos en cuenta que en la época era un escándalo que una mujer pintara desnudos femeninos. Masculinos ya era impensable. Por supuesto Valadon pintó a hombres y mujeres, y los pintó mejor que nadie en la época” (Lina Poveda, historia arte-HA!), entre sus obras más destacadas están, Autorretrato (1883), Retrato de Eric Satie (1892-93), Adán y Eva (1909), Desnudo con colcha de rayas (1922). Habitación azul (1923).

Habitación Azul. 1923

En conclusión, las mujeres, en el espacio del arte llevan consigo una invisibilidad frente a sus colegas masculinos, es entonces que abrirse un camino al éxito, mostrar y vender bien por la calidad de sus obras se convirtió en un camino empedrado, aunque esta pequeña muestra no es la lista exhaustiva que el mundo del arte debe tener sobre la historia de las mujeres en la pintura, por todo el mundo existen grandes pintoras que desean ser valoradas, expuestas por la consagración de sus obras. De ellas, los países deben tener políticas públicas para abrir este espacio a las niñas y mujeres, y en adelante, incentivar el estudio, intercambio entre países, facilidad en la adquisición de materiales y la venta de las obras en condiciones de igualdad.