La colina noruega a la que se sube en bici, pero sin pedalear

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A Jarle Wanvik su ciudad, Trondheim, siempre le ha parecido el lugar ideal para recorrer en bici. Eso a pesar de las empinadas cuestas que comunican el centro con las áreas residenciales. El físico le suele responder aunque reconoce que a veces desearía no tener que subirlas. «Lo que no me gusta es que me hagan sudar demasiado cuando me desplazo para ir al trabajo, hacer la compra…». Por eso hace algo más de 20 años se convirtió en el artífice del invento con el que tanto él como sus vecinos coronan una de las colinas más altas de la ciudad sin derramar una sola gota de sudor.

Lo llamó Trampe  y para su fabricación, según cuenta en Daily Mail, se inspiró en los telesillas de las estaciones de esquí. Usarlo es tan sencillo como colocar el pie derecho encima del transportador y el izquierdo en el pedal de la bicicleta.

La mayor parte de la estructura de Trampe está instalada bajo tierra para evitar que cables, mástiles o cualquier otro elemento obstaculicen o puedan suponer un peligro para las personas o vehículos que circulen cerca del transportador.

Durante los algo más de 15 años que Trampe ha estado operativo, más de 200.000 ciclistas de Trondheim lo han utilizado para subir la colina de Brubakken. El elevador para bicis se convirtió en un elemento esencial de la ciudad y uno de los más fotografiados por los turistas por lo que no tardó en llegar a oídos de empresas extranjeras.

La francesa Poma Group  fue una de ellas. En 2010 se puso en contacto con Design Management AS, la empresa de Jarle Wanvik, para proponerle una versión mejorada del elevador. Es así cómo en 2013, Trondheim estrenaba Cycocable.

Basada en la misma patente de Trampe, Cycocable sigue recorriendo 130 metros a una velocidad de unos 2 metros por segundo. Aunque, según sus fabricantes el elevador podría llegar a cubrir 500 metros. Es uno de los argumentos que Poma Group está esgrimiendo para todas aquellas ciudades que se han mostrado interesadas en importar el invento.

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«Hasta la fecha, más de 100 ciudades de todo el mundo y varios centros de investigación se han puesto en contacto con nosotros». Aunque como el propio Wanvik reconoce, de momento, Trondheim sigue siendo la única ciudad que dispone de Cycocable. De hecho, el gobierno local está estudiando la posibilidad de instalar al menos dos elevadores más en otros puntos de la localidad.

Que el resto de las interesadas se lo sigan pensando responde, normalmente, a razones económicas, aunque Wanvik considera que lo de encontrar posibles vías de financiación para su instalación es cuestión de proponérselo: «En la mayoría de los países es posible obtener subvenciones del gobierno estatal o local porque se trata de invertir en transporte sostenible. Pero también existen otras fórmulas que pueden ayudar a financiar el proyecto como el patrocinio de alguna marca o incluso un sistema de suscripción para usuarios».

Gema Lozano

Redactora en Yorokobu y Ling. Colaboradora en @infinity_lab.