Delitos de alta costura, Kidult.

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@Gustavian

Lo ilegal del graffiti; fue lo que generó y mantuvo su existencia en el imperio romano. Sirviendo como herramienta para delatar las fechorías de la oligarquía, éste medio representaba una satírica forma de ejercer la libertad. Un modesto siervo podía propinar una bofetada a su amo llevándolo al escarnio público. Con un tribal fresco que reflejaba la bochornosa intimidad del “señor”, el plebeyo denunciaba el proceder de su dueño.

Éstos caprichos plásticos que se satisfacían en las calles, atrapaban la curiosidad del inocente ciudadano, quién siendo objeto de una picaresca declaración, impregnaba su día con traviesas ideas acerca de la realidad.

En la actualidad, un “discreto” personaje marca la glamorosa epidermis de la boutique europea. Con el bravío de un bárbaro, un francés acomete contra la estrechez de Dior, un apellido de firmes creencias y frágiles gustos. Louis Vuitton y Chanel son otras mas de sus elegantes víctimas, con asombro y angustia éstos diseñadores están encontrando sus vitrinas untadas de vandalismo.

El objetivo de KIDULT es devolver al grafitti su esencia. Purificarlo y vincularlo con su contestataria raíz, liberárlo del refinamiento de la moda y la uniformidad del comercio es su intención. Con sus delitos, el artista inconforme libera su instinto, el mismo que intenta recuperar del grafitti.

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