TRANSPARENTE: Entrevista con Diana Salcedo.

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Debutando como ponente con su más reciente exploración cinematográfica titulada “Transparente” en el XIV FESTIVAL INTERNACIONAL VIDEODANZABA MEMORIA, CUERPO, IMAGEN / MEMORY, BODY, IMAGE de Buenos Aires, organizado por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti este 24 de septiembre. Diana Salcedo se perfila como una de las directoras con mayor proyección del país en el género de video-danza.

Entusiasmados por el trabajo de esta bumanguesa amante del teatro y la fotografía, logramos entrevistarnos con ella, para que nos cuente de primera mano cual fue su experiencia al abordar uno de los territorios audiovisuales más inexplorados e incomprendidos, cruce de dos artes, la danza contemporánea y el video.

Infinitylab: ¿Cómo surgió la idea de rodar “transparente”?

Diana Salcedo: A comienzos del 2012 el artista visual Leo Carreño me invitó a ver su intervención de video para una obra de danza. Fue en el teatro Varasanta y la obra se llamaba «Transparente». Era una beca de creación del Ministerio de Cultura, dirigida por Martha Hincapié Charry interpretada por la compañía Danza Común. La obra me encantó.

Este año, durante el lanzamiento del Festival Impulsos tuve la suerte de ver a Martha de nuevo. Coincidimos en los ánimos por hacer un proyecto de videodanza y me propuso hacer una versión para cámara de su obra. En dos semanas organizamos el equipo para el rodaje.

La compañía Danza Común accedió a interpretar la coreografía para cámara y conté con los cuatro bailarines originales de la obra, Sofía Mejía, Zoitsa Noriega, Rodrigo Estrada y Andrés Lagos.

Al mismo tiempo, contamos con un equipo de personas muy talentosas como Randi Luna Lofstedt y Leo Carreño en la dirección de fotografía, Andrés Mauricio Colmenares en música, Natalia Esguerra en el diseño del vestuario y Marisa Martin en la gestión. Gracias a Laura Esguerra tuve la fortuna que su abuela, la artista Alicia Tafur nos permitiera rodar la película en su hermosa casa en una montaña de Tabio. Esta locación me fue dando las herramientas para no sólo acoger la coreografía y encontrar su relación con la cámara, sino también para convertir esta montaña en una protagonista más de la película.

Ilab: ¿Porque contar una historia a través del movimiento cuerpo y no por medio de palabras?

Diana: No es una cuestión de preferencia. Los movimientos de la danza también pueden generar palabras que hagan parte de la narrativa de la obra. En el caso de Transparente, la coreografía y la cámara generan un diálogo que permite trazar curvas narrativas entre los personajes sin necesidad de usar palabras, pero esto no significa que prefiera más el movimiento corporal a las palabras o viceversa.

Ilab: Por lo general las narrativas audiovisuales están inspiradas en la vida o en una ficción, ¿esta historia está basada en una experiencia personal?

Diana: El concepto de la obra en escena parte de la inquietud personal de la coreógrafa, que se venía planteando cuestiones sobre la naturaleza fugaz de la Danza. Al leer el libro «Sobre la Fotografía» de Susan Sontag decidió investigar sobre la relación de la danza y la fotografía, de la imagen y el movimiento.

Al convocar a la compañía Danza Común al proceso de creación, les abrió el espacio creativo para explorar y proponer sus propias vivencias y perspectivas sobre las preguntas planteadas en la obra.

Después de entrecruzarse todas estas visiones el resultado fue una reflexión sobre la vida y la muerte (Eros/Thanatos), no solo sobre la naturaleza fugaz del movimiento, sino también sobre el estado efímero del cuerpo.

Cuando decidimos realizar la adaptación para cámara, lo efímero de toda la situación me permitió absorberla y dejarme llevar por el proceso creativo que traían los miembros de la pieza, la carga emocional y las ganas de transformar algo diseñado para escena en un proyecto audiovisual.

Ilab: Entendemos que es complicado conciliar dos tipos de lenguaje, por un lado la danza contemporánea y por el otro lado el video. ¿Cómo fue tu experiencia a la hora de adaptar una coreografía a un formato cinematográfico?

Diana: Para adaptar la pieza coreográfica a videodanza, me involucré con su proceso de creación encontrando lazos entre los personajes que habían creado, la relación con sus vidas personales y ahora, el nuevo miembro de la pieza: la cámara. La cámara para mi es una extensión del cuerpo que me permite capturar día a día momentos o pensamientos desde una imagen estática hasta una imagen en movimiento. Martha y los bailarines ya habían explorado la fotografía, era entonces para mi una oportunidad única de explorar la coreografía desde el video.

Desde el primer momento que la visité, la finca de Alicia Tafur me transportó a mi infancia en Bucaramanga creando una nostalgia por el proceso de vida que he tenido hasta la actualidad. La iglesia en ruinas se entrelaza con mi familia y su fe católica, la casa de muñecas de mis amigas Laura y Natalia revivió las horas interminables que compartía con estos juguetes creando historias y el camino de entrada, es una larga procesión que marcó la escena principal de la película: una procesión por la vida.

Merce Cunningham decía: «Realmente hay que amar la danza para dedicarle la vida. No te devuelve nada: ni manuscritos que conservar, ni pinturas que mostrar en las paredes o tal vez colgar en los museos, ni poemas para editarse o venderse. Nada más que un simple momento fugaz en el que te sientes vivo. La danza no está hecha para almas inestables». La cámara no pretende ser un intruso que daña la fugacidad del cuerpo en danza. La cámara quiere ser un personaje más que comparte con ellos su visita a la montaña.

Ilab: ¿Porque elegiste un territorio cultural como la video-danza como tú primer largometraje?

Diana: Para esto me voy a remitir a mis obras anteriores. «Sin darle cuerda» fue mi ópera prima en el género. Es un cortometraje de cinco minutos el cual realicé durante un intercambio universitario en Buenos Aires en el 2007. Era la primera vez que involucraba el lenguaje cinematográfico con la danza, específicamente el ballet. No sólo por el hecho de haber rodado en formato análogo con una Bolex 16mm sino por tener las pautas de la narrativa cinematográfica muy presentes aunque siempre con ánimos de romperlas. Sin embargo, fue una experiencia que aún no maduraba su posición con el género de la videodanza y se presentó en varios festivales tanto de video-arte, cine experimental o videodanza.

En el 2009 comencé un proceso de investigación para mi tesis, en esta investigación, intenté ir más allá del lenguaje cinematográfico de tal manera que la cámara pudiera respetar la cualidad de fugacidad del cuerpo en danza, es decir, no grabar. En escena, el movimiento es único y esta cualidad es lo que lo hace maravilloso. La cámara si graba, entra a registrar y encapsula el movimiento, sin dejarlo respirar. La investigación tuvo en medio de su proceso (aún sigue vigente) la obra «Soplo de polvo» instalación de video y danza, en la que la imagen de Aleksandra Rudnicka bailarina y coreógrafa polaca, se repetía una y otra vez en las cuatro pantallas que conformaban la instalación por medio de un circuito cerrado de video con programación en software.

Desde entonces, el video en escena y su interacción con los bailarines o artistas del performance ha sido motivo de mi investigación. He participado en obras como «Proyecto Tempestad» de Eloísa Jaramillo y «Crónica de una historia danzada» de L’Explose haciendo diseño de video. No obstante, este año revive una preocupación por mis ganas de hacer videodanza. Para este entonces, llevaba ya casi cuatro años de haber realizado «Sin darle cuerda» y por cosas de la vida me reúno con Martha y decido explorar este camino de nuevo. Es aquí en donde la historia de Transparente comienza.

Ilab: ¿Cuál crees es el futuro de la danza contemporánea en Colombia?

Diana: Pienso que estamos en un momento interdisciplinar en donde la danza contemporánea tiene todo el material para unirse con otras disciplinas no sólo del arte sino de otras ramas, como la ciencia y la tecnología. De esta manera su panorama puede abarcar otros espacios y experiencias.

Por otro lado, toda práctica artística tiene futuro en el país siempre y cuando los apoyos sigan existiendo al igual que las ganas del público por ver y apoyar este tipo de obras.

Ilab: ¿Que se viene para “Transparente” en el futuro cercano?

Diana: Transparente acaba de tener un gran comienzo participando en tres festivales durante el mes de julio: Screenings BAM – Bogotá Audiovisual Market con una proyección en el Multiplex Avenida Chile de Cine Colombia, su premier mundial en el American Dance Festival dentro de su sección International Screendance Festival en las instalaciones de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del norte y es parte de la selección oficial de SEDA Semana del audiovisual de Córdoba, Argentina.

Al mismo tiempo, es invitado especial del festival SurReal Berlín 2013 – Festival Iberoamericano de Videodanza en el mes de octubre con una proyección en los cines Babylon de la ciudad. Pronto tendré más noticias acerca de su distribución y participación en más festivales.

Ilab: ¿Qué les aconsejarías a las personas que están interesadas en incursionar en la producción audiovisual de este tipo de géneros?

Diana: Rodrigo Alonso nombra uno de sus ensayos así: «video danza: otro bastardo en la familia» lo cual deja al género en una posición ambivalente de entrada. No obstante, tiene razón. «La videodanza» o «el videodanza» o «la danza para la cámara» es un género híbrido que aún se define, por lo que mi consejo sería: la experimentación está bienvenida.

Para más información pueden visitar: www.dianasalcedo.com

Juan José Heredia

Arquitecto de la Pontificia Universidad Javeriana. Fundador de Infinity Lab. Ex-Embajador de Behance Network para Colombia (Periodo 2014-2016). Conferencista para distintas universidades del país como la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana y la Universidad del Bosque, entre otras...