@Gustavian
Fué en la Edad Media cuando se propagó la idea de conservar los rostros de figuras públicas recién fallecidas. Personajes acomodados que pretendieron rasguñar la eternidad con su cara; utilizaron las máscaras mortuorias* para mitigar su dolor ante su infalible final. Con su mascarilla post-mortem, los influyentes de la época intentaron acceder a la inmortalidad, un lugar fuera de su eclipsado mundo… una autocracia de oscuras costumbres.
Este intento de perpetuación de la existencia a traves de concavidades faciales, (comúnmente utilizada por egipcios y romanos) es un punto de encuentro en el que colisionan las esferas artísticas actualmente. Un caso relevante es la obra de Jim Cowan, un escultor decidido a desacomodar los significados de las máscaras mortuorias, para retener espacialmente las místicas practicas de la cultura contemporanea.
La obra está compuesta por una serie de retratos inspirados en August Sanders’ Face of our Time, un libro de Alfred Doblin en el que se narra la historia de “la desconocida del Sena”. Una mujer asesinada en el siglo XIX, a la que el forense; atraído por la tranquilidad y belleza de su semblante, decide eternizar con un molde. La apaciguante dulzura del modelo inspiró múltiples replicas, transformando la horma en un adorno indispensable para las fulgurantes chimeneas de la sociedad francesa.
Su trabajo comienza con el final de una vida y continua con el nacimiento de un molde. Crece con el uso del color como elemento catalizador del significado. Se reproduce con el animo de un ente que se extingue, y muere con la huella que se implanta en las pupilas del espectador (porción de materia sintiente siendo impactada por una idea).
* Es una copia fiel del rostro de una persona recientemente fallecida obtenida por la técnica de vaciado en yeso y luego reproducido por medio de materiales fluidos de punto de fusión bajo tales como cera de abejas o este mismo material combinados con resinas con el objeto de obtener un retrato en tres dimensiones positivo del rostro, lo más cercano al rostro en vida del difunto.