Anders Krisár es un artista visual nacido en 1973, en Estocolmo, Suecia. Su obra se ha expuesto de manera individual y colectiva en los Estados Unidos, Europa y Rusia. A pesar de haber decidido entrar en el mundo de las artes casi a sus 30 años, Krisár ya cuenta con un gran reconocimiento en el panorama de la fotografía y la escultura. Su obra ha sido descrita como “hermética, incluso mórbida, jugando como lo hace con la fundición, los moldes, y la deformación”.
“Flesh mirror” ha sido su más reciente exposición, compuesta por fotografías y esculturas. Tuvo lugar en la galería Christian Larsen de Estocolmo desde el 15 de Mayo hasta el 15 de Junio, 2014.
La serie de fotografías, llamada “Nubes Flesh”, son fotogramas a gran escala donde Krisár captura las sombras de personas en movimiento. Esto lo logró proyectando luz directamente sobre el papel fotográfico en un cuarto oscuro, mientras las personas pasaban frente a esta.
Dentro de las piezas de escultura se encontraba “Mirror man”. Un espejo en forma de silueta humana se enfrenta con un lienzo color piel, un símbolo de como nuestras identidades y personalidades se definen por lo que vemos en nuestro entorno”
“Flesh Mirror”, es el nombre no solo de la exposición, sino del segundo grupo de esculturas presentadas. Estas son esculturas realistas con superficies limpias y muy pulidas, de cuerpos humanos divididos donde Krisnár muestra un profundo sentimiento de pureza absoluta.
Expresa Krisár en una entrevista con respecto a la publicación de su libro fotográfico Acordes 1-17: “Quiero alcanzar la pureza absoluta, para representar un mundo sin gente ni pensamientos”, y es este el concepto que claramente se ve plasmado en su obra, donde encontramos esculturas de seres humanos expuestos de la manera más pura y trasparente, desnudos y sin sexo, y al mismo tiempo, un cuerpo divido en mitades, alterando el orden preconcebido de este mismo, manteniendo el sentimiento de pureza y belleza.
Las cosas sólo se pueden entender correctamente cuando se capta su espíritu mismo con pureza, lejos de las palabras e imágenes que las representan.
—Kenzaburo Oe, escritor japonés.