Protografias de Oscar Muñoz

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Por @juanosaurious

En homenaje por sus cuarenta años de trayectoria, el banco de la republica abre sus puertas al público hasta el 12 de marzo con Protografías, la más reciente exhibición del artista colombiano Oscar Muñoz. Orquestada bajo el concepto de revés de la fotografía, -momento anterior o posterior al instante que la imagen es fijada para siempre-, este artista  ha logrado consolidar una de las obras más solidas e inspiradoras en la historia del arte nacional, reuniendo más de 70 obras de su producción vitalicia a través de un trabajo diverso que oscila entre el dibujo, la fotografía, el grabado, el video y la escultura.

Como un verdadero conocedor del poder de la imagen, Muñoz reflexiona sobre las incidencias de esta, en las latitudes de la memoria, así como en la tentativa relación entre los contrastes de la vida.

En la década de los 70’s  y con la ciudad de Calí como escenario para la experimentación creativa, surge su etapa interiorista —en la cual Muñoz logra destilar a través de la fotografía una estética que representaría la vida melancólica de los inquilinatos-  Es este realismo el que aparecería como tendencia artística de este tiempo, caracterizando su trabajo hasta finales de los ochentas.

En su afán por superar la cotidianidad y encontrar formas no tradicionales de expresarse que eliminen la barrera contemplativa impuesta por la obra hacia el espectador, surgen sus cortinas de baño; sugestivas instalaciones interactivas que generan una relación directa e intima con el espacio, en donde la manifestación sincrónica de cuerpos humanos en posiciones usuales a la hora de la ducha, le otorgan a la obra una dosis adicional de realismo.  Es en esta búsqueda cuando Muñoz trasciende la inclinación contemplativa de su trabajo volcándose hacia la interactividad, estrechando la relación de cercanía entre el espectador y su obra, situación que se perpetuaría a lo largo de los años en su trabajo.

A modo general, podemos recorrer todo el proceso de gestación y transformación de su trabajo, empezando en la galería con “Ambulatorio”, una pieza fotográfica de Cali a vista de águila, ubicada sobre un marco horizontal susceptible de ser recorrida, esta obra aparece como una referencia inusual en el arte colombiano, en donde el espectador inadvertido figura como interventor de la obra al fragmentarla a su paso.

La muestra incluye otra anecdótica obra, “Aliento”, es una pieza compuesta por una serie de espejos cóncavos en donde el espectador se ve reflejado y al respirar sobre ellos, su aliento revela los rostros de personas fallecidas. Esta obra que se debate entre lo efímero, lo eterno, la vida y la muerte, no es más que una reflexión sobre la memoria, en donde el espectador a través de su inhalación y exhalación da nuevamente vida y final a la obra, completándose así un ciclo de renaceres.

Retomando algunos conceptos de obras anteriores, Muñoz crea su serie de “Simulacros y Lacrimarios”, que consiste en pequeñas instalaciones fragmentadas que transfiguran retratos del artista, mutando a través del flujo del agua y el acto del baño.

En el 2002 Muñoz presenta una revaluación de su trabajo en Narcisos, proponiendo dos nuevas series denominadas “Narciso y biografías”, la primera consiste en un lavamanos en el cual se puede observar un auto retrato en polvo de carbón que se disuelve hasta desaparecer en el desagüe. Posteriormente y cambiando de medio en sus “biografías”, se proyectan videos de personas desde lo alto hacia el suelo, que se deforman lentamente en un sifón y que con el tiempo vuelven a reaparecer.

Por ultimo, y para concluir este breve sumario sobre el trabajo de este talentoso artista, aparece “Pixeles” pictografías sobre marcos de azúcar pintadas con café, que al ser percibidos a la distancia, emergen como retratos clarificantes e ineludibles de personas fallecidas. Una vez mas el artista deambula en su juego de contrastes, entre la vida y la muerte, lo dulce y lo amargo, lo anónimo y lo conocido, la memoria y el olvido.

En retrospectiva cabe mencionar que toda la muestra en sí, es un acto de genialidad, Oscar Muñoz emerge como un artista revolucionario, con propuestas únicas y de gran madurez artística que sin lugar a dudas alienta a los creadores de hoy e inspirara a las generaciones de artistas que vendrán.

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