Paperman, el cortometraje ambientado en el Manhattan de 1940 de Walt Disney Animation Studios cuenta la historia de dos oficinistas que se conocen en una estación de tren, en donde el personaje principal ve partir a la protagonista tras dejar una marca de lápiz labial carmín en su documento, poco después él la reconoce desde su oficina en el edificio que cruza la calle e intenta contactarse con ella, tratando de llamar su atención enviandole aviones de papel con los documentos que tiene a la mano y fracasando en el intento. Después de que el último avión de papel que mandó con la marca del lápiz labial cobrará vida, todos los aviones se dispusieron a reunirlos de nuevo a lo largo de la ciudad, finalizando con éxito su reencuentro.
Por medio de un nuevísimo software, Paperman mezcla la animación tradicional y la animación por computadora que, usando modelación 3D de fondo y aplicando bocetos a mano, obtiene como resultado una nueva manera de animación completamente innovadora. John Kahrs resalta que en la animación tradicional los personajes son muy expresivos y sus rostros narran muy bien las emociones: “Hay una parte de mí que cree que ese estilo existe por una razón. Que un computador haga este tipo de cosas no es el único modo de animar, tienen que haber otras maneras en las que la animación pueda verse.” Dice Kahrs en los Paperclips (extras de Paperman) de Disney.
Paperman debutó en los teatros norteamericanos el 2 de noviembre del año pasado como telonero de Ralph, el demoledor; y, fusionando dos técnicas de animación con una adorable mezcla de romance y comedia, merecidamente ha ganado dos premios: un Óscar y un premio Annie al mejor corto animado. Este es un cortometraje que encantará a los que no lo hayan visto y también para verlo una y otra vez sin dejar de sentir cariño por los personajes y los aviones de papel.