Comenzando mi carrera como diseñador escuché varios comentarios con el propósito de desanimar mi deseo y coger otro camino: “Mira que yo conocí a un taxista que era diseñador gráfico, pero vio que le daba más dinero manejar un taxi”. “Pero si el diseño es solo hacer dibujitos y fumar marihuana”.
Y si, todos estos casos son posibles porque el simple hecho de estudiar diseño no significa que va a tener una cuenta bancaria de miles de millones o va a pertenecer al jet set apenas se gradúe. El diseño, más que una vocación, es una pasión (que actualmente está en auge), pero no significa que sea una buena elección para todos. Diseñar requiere, aparte de pasión, habilidades, conocimientos, gusto; se necesita investigar, se necesita estar al tanto de lo que pasa en el mundo, y no solo en el mundo del diseño, sino en el mundo en general. Todo afecta nuestro entorno: la política, la economía, la medicina, los nuevos descubrimientos. Además, para dar la talla con la competencia nacional e internacional de hoy en día, hay que saber dos, tres o más idiomas.
A diario podemos ver en páginas como notcot.org, coolhunting.com o behance.net que hay diseñadores, no solo gráficos, que abarcan todo lo que implica la palabra diseño. Son personas supremamente talentosas, con diferentes habilidades que se lanzan a un mercado voraz, con grandiosas ideas y muchas herramientas. Son diseñadores que hacen valorar y saben vender su trabajo, pues no solo son diestros en su oficio y/o profesión, también deben ejercer diversas actividades que se complementan mutuamente con su diseño.
Ahora bien, ¿qué tenemos nosotros para competir en ese mercado? Esa pregunta la he escuchado una y un millón de veces y algunas veces me asusta, otras me da ánimo, pero siempre me reta. Cada día hay más diseñadores que ofrecen productos de gran calidad, que llaman la atención de una forma increíble y que crean recordación en el cliente, lo cual es el principal objetivo de toda pieza. Esto debería ser un gran reto para mejorar lo que tenemos, ofrecer algo diferente, de mejor calidad. Debería ser un aliciente para ser los mejores como diseñadores colombianos, en cualquiera de las ramas del diseño. No obstante, la mayoría de las veces escucho quejas y veo mediocridad en el trabajo.
¿Qué pasa cuando mi vecino está cosechando el fruto de un árbol que está en mi casa? La universidad, por buena y costosa que sea, no va a dar todas las herramientas, va a dar las más básicas y muchas veces no ofrece las competencias necesarias para trabajar en el marcado actual. En ese caso depende de nosotros saber para dónde queremos ir, qué queremos hacer, cuáles son nuestras metas y sabiendo esto debemos mirar ahora qué herramientas, capacidades y habilidades tenemos para lograrlo. Si nos faltan herramientas, tenemos una grandiosa ayuda: internet. ¡Cuidado¡ Es una herramienta para ayudarnos a crear, para inspirarnos, no para copiar. Este es un gran mal por el que varios hemos pasado, del que varios sufren y el cual sería maravilloso borrar de la faz de la tierra. Internet está cargado de información, una valiosa, otra no tanto. No siempre la primera página que aparece en el buscador de Google es la mejor ni tampoco sus imágenes son siempre las más óptimas. ¿Qué hago si solo tengo internet en un café que cierran a las 8pm y yo trabajo de madrugada? Estamos en un país maravilloso, lleno de diferentes culturas, donde uno encuentra de todo en todas partes, ¿Qué mejor inspiración que esta? Y sí, me imagino que estarán pensando en la política que hay en nuestro país, pero ese es un tema muy denso y delicado para tocar ahora.
Una vez estaba un señor pescando cangrejos. Cuando los sacaba del agua los ponía en un balde sin tapar y seguía pescando. Llegó un amigo de él y le preguntó que por qué no tapaba el balde si sabía que los cangrejos normalmente se ayudan a salir y escapar, a lo que el pescador respondió: “Son cangrejos colombianos, entonces cuando uno va a salir, el otro lo hala para salir primero y al final ninguno sale”. Sí, hay una gran competencia en el mercado, pero para sobresalir no es necesario humillar al otro, hablar mal de él o de su trabajo. ¿Qué mejor forma de sobresalir si no es por el trabajo mismo?
El diseño es infinito, como decía Morfeo en la película Matrix: “Está en todas partes, está alrededor nuestro, incluso ahora en este cuarto. Puedes verlo cuando ves por la ventana o cuando enciendes la televisión. Puedes sentirlo cuando vas al trabajo, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos…”. No nos estanquemos en hacer tarjetas de presentación, afiches de conciertos o sillas que sean ergonómicas. En diseño se pueden lograr cosas maravillosas, solo necesitamos imaginarlo y tener las ganas y el impulso para hacerlo.
Si la necesidad es de dinero, de un sustento para poder soportar mi pasión, medios para hacerlo hay muchos, como festivales, ferias de diseño, y si buscamos en internet encontraremos páginas como jovoto.com, talenthouse.com. Si ya está la idea pero necesito fondos está kickstarter.com, indiegogo.com y estas son unas de las tantas formas de darse a conocer de forma internacional, porque también hay muchas nacionales, como la Cámara de Comercio por nombrar una. Evidentemente, para cualquiera de las que usen, se debe tener un proyecto bien planteado, bien sustentado y que demuestre que da resultados.
El diseño es mi pasión, mi forma de vida y no soy el único que piensa eso. Creo ciegamente que es más que hacer dibujitos bonitos o hacer que una persona se sienta cómoda en una silla o se vea bien con un vestido. Depende de nosotros, de los que tomamos el reto de tener este estilo de vida, sacarlo adelante, dar lo mejor de nosotros, trasnochar muchas veces, seguir aprendiendo e investigando. Continuar muchas veces sufriendo por tiempo o por mil variables más, pero siempre con esa sed única de identificar qué puedo utilizar para ser yo una mejor persona, un mejor diseñador.