«El diseño es el método de juntar la forma y el contenido. El diseño es simple, por eso es tan complicado»
—Paul Rand.
«Al ritmo vibrante de luces cálidas, maderas ancestrales y una Bogotá de fondo que ruge al unísono, se encuentran dos personajes: el empresario Esteban Álvarez y el diseñador José del Portillo, con el objetivo de dejar huella en la historia del diseño colombiano».
La intimidad, la solemnidad, lo robusto, mezclado con la pureza de sus líneas nos enseñan que se puede estar más cerca del mundo natural sin abandonar el fascinante ritmo de la vida urbana, y es que al entrar en este pequeño universo pudimos vislumbrar en unos cuantos metros cuadrados, las raíces silenciosas de lo que podría llegar a ser una tendencia arraigada en los próximos años.
Estos dos Tadeístas, inspirados por la simple y a la vez compleja necesidad de crear, se unen para crear una de las firmas de diseño con mayor proyección internacional que tiene la capital. El equipo de la Revista Infinity Lab fue a visitarlos con el interés de entender un poco más sobre el proceso creativo de Nordic y Del Portillo.
Este es el registro de esa experiencia y lo que respondieron nuestros protagonistas:
Fotografía © Catalina Chauta.
DP: Desde siempre y más aún en la universidad, tuve la intención de crear. Empecé trabajando con cueros y tenía información en ese ámbito. Después empecé a asesorar amigos que venían de otros lados que venían a buscar cosas para su casa y finalmente en un momento empecé a compartir apartamento y decidimos hacer los muebles de la casa y ahí fue cuando me di cuenta dije: ¡Ah, estás haciendo muebles! Pero realmente pienso que ha sido un proceso empírico de una manera inconsciente, siempre he construido objetos.
N: Nordic empieza con la fascinación por la luz. Desde pequeño me sentí atraído por la escultura y cuando vamos a la definición de escultura, la luz es uno de los elementos más importantes. Después, sin saberlo, me interese por la fotografía y ahí empecé a entender la magnitud de la luz y me empezó a gustar, ya después empecé a trabajar con un hermano e hicimos lámparas. Eventualmente me cansé de eso y decidí empezar un modelo de negocio que no veía en el mercado, mi hermano me apoyó y empezamos.
IL: ¿Quién o qué los inspira a ustedes?
N: No sé si realmente hay algo en específico, tal vez podría ser un espacio como el Guggenheim de Bilbao. Pero creo que cuando yo voy a crear tengo tres parámetros. La primera, es el placer de hacer y crear. Para mi hay un placer intrínseco en meter las manos en el barro y encontrar la forma. Esas sensaciones para mí son muy placenteras. El segundo, es de una dimensión estético practica; me explico; una necesidad que veo, un espacio que necesite iluminarse, transformarse es algo que me involucra para crear y de ahí la tercera y es como esas necesidades que veo se ven reflejadas en algo que yo puedo proveer. Porque yo no me considero tanto un diseñador, yo me considero un empresario.
DP: Yo pienso que el ambiente es el que me inspira, resolver necesidades, poder generar unproceso que termine siendo útil y a través de la estética poder impactar ese ambiente. Creo que es más una comunidad, dentro de toda su complejidad, la que me inspira, más que un algo.
N: Nordic empieza con la fascinación por la luz. Desde pequeño me sentí atraído por la escultura y cuando vamos a la definición de escultura, la luz es uno de los elementos más importantes. Después, sin saberlo, me interese por la fotografía y ahí empecé a entender la magnitud de la luz y me empezó a gustar, ya después empecé a trabajar con un hermano e hicimos lámparas. Eventualmente me cansé de eso y decidí empezar un modelo de negocio que no veía en el mercado, mi hermano me apoyó y empezamos.
IL: ¿Por qué Nordic y Del Portillo deciden unirse?
N: Cuando empecé mi negocio vi la necesidad, como empresario, de llevar un paso más allá el proyecto. Y siempre he sentido la obligación ͞moral͟ de apoyar lo local y trabajar en torno a gente para potenciarla. Siempre he buscado los equipos para potenciar mi trabajo y el de ellos. En ese sentido siempre he tenido un sentido altruista que me lleva a eso. Y encuentro a Jose (Del Portillo) y siento que su línea es muy limpia y por ende muy nórdica y veo que el sería lo más cercano que hay a una propuesta escandinava en lo local.
IL: ¿Quién o qué los inspira a ustedes?
N: No sé si realmente hay algo en específico, tal vez podría ser un espacio como el Guggenheim de Bilbao. Pero creo que cuando yo voy a crear tengo tres parámetros. La primera, es el placer de hacer y crear. Para mi hay un placer intrínseco en meter las manos en el barro y encontrar la forma. Esas sensaciones para mí son muy placenteras. El segundo, es de una dimensión estético practica; me explico; una necesidad que veo, un espacio que necesite iluminarse, transformarse es algo que me involucra para crear y de ahí la tercera y es como esas necesidades que veo se ven reflejadas en algo que yo puedo proveer. Porque yo no me considero tanto un diseñador, yo me considero un empresario.
DP: Yo pienso que el ambiente es el que me inspira, resolver necesidades, poder generar unproceso que termine siendo útil y a través de la estética poder impactar ese ambiente. Creo que es más una comunidad, dentro de toda su complejidad, la que me inspira, más que un algo.
Fotografía © Catalina Chauta.
IL: Para del portillo, sus productos suelen tener dos tendencias que van de la mano; el ambiente místico que produce el material, desde la madera combinado con lo urbano y lo rudo de la ciudad. Es así o hay otras intenciones dentro del trabajo?
DP: Mis piezas buscan toda la riqueza de la madera o cualquier madera que es un material muy noble acompañado de un artesano o un ebanista junto con una propuesta de diseño que se alimenta del recorrido de la ciudad. El proceso empieza un poco más tratando de narrar, a través de los objetos el espacio olvidado, luego empezó a recorrer el espacio de donde vienen las piezas y en ese sentido también busca recorrer quienes somos nosotros en nuestra identidad en Colombia y ahora estamos en una dimensión más íntima que busca recorrer el espacio personal, la casa.
IL: ¿Qué tiene el diseño colombiano que ofrecerle al mundo?
DP: Todo. Somos vírgenes. Tal vez no en ámbitos como el de la arquitectura, las artesanías o la moda pero en diseño de objetos específicamente todo está por hacer. No hemos creado un buen banco de información en lo que a diseño objetual se refiere y eso ha creado una tendencia a transformarlo todo en artesanías. Y puede ser también que el diseño objetual no se haya desarrollado como debería porque no ha encontrado las plataformas para mostrarse o es más difícil llegar a ellas. Sumado al hecho de que el diseño colombiano experimenta muy poco con sus procesos y sus técnicas lo que le impide ir más allá. Y es un punto importante de análisis sobre todo en este momento que nos encontramos rescatando y haciendo análisis internos de quienes somos y en la búsqueda de encontrar la raíz y un poco en la búsqueda de definir nuestro patriotismo. Lo veo en el arte, en la moda, en varios ámbitos creativos. Por eso sé que el diseño colombiano es un diseño que está buscando su raíz. Y no está mal, ahí reside una posibilidad de crear a borbotones.
N: Yo siempre he sentido que Colombia tiene una historia, en términos de identidad, muy confusa. Por ejemplo, en México el uso del color es excepcional pero si volvemos acá, a Colombia, nos encontramos con una artesanía que no sabe muy bien cómo utilizar su color, que tiene metido en la cabeza un nacionalismo amarillo, azul y rojo y que por ende no ha podido ir más allá. También por ejemplo los tejidos, que son una de las producciones más fuertes del país, que se producen sin hacer un análisis del acto de tejer. No hay una conciencia de la creación de la pieza como identidad sino más bien es un proceso aditivo para generar un algo, sin raíz. Y por ende creo que la mirada del diseño en Colombia siempre es hacia afuera y nunca hacia adentro porque nos cuesta mucho actualizarla. Pero también creo que tenemos una mezcla cultural que es evidente y nos da la posibilidad de tener unas libertades muy grandes y ahí es donde yo encuentro el mayor potencial, de caminos que no se han recorrido a nivel local.
Fotografía © Catalina Chauta.
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